miércoles, 6 de agosto de 2008

Creo que pienso. Luego creo que existo.

En este momento debe haber cientos de miles en el mundo, arrodillados o no, diciendo en voz baja: creo en Dios Padre, todo poderoso, creador del cielo, de la tierra, y de auqello y de aquello y aquello otro.
Sin embargo, nunca, pero nunca, ninguno de ellos vió a ese Dios Padre, ni a su hijo, ni a la madre, ni al hijo del hijo, o alguna hija, o prima que esté buena, vecino, o algún testigo fiable que tenga alguna puta prueba que era capaz de abrir un río al medio o minímamente alguien que lo haya visto sacar palomas debajo de su manto sagrado.
Pero estos tipos -cientos de miles para este momento- ya terminaron de recitar el credo, y están ejecutando un nuevo pecado o pensamiento impuro, que lo hará volver a rezar.

Ahora, si de repente, te tocan timbre en tu casa, y te dicen que te venden un paquete de bolsas de residuos. Te las muestran. Las tienen ahí. En una bolsa transparente que las contiene. Impresa en helvética black cuerpo 80, en color blanco. Y te las ofrecen a un precio inmejorable. Baratísimo. Que te hacen acordar que vos mismo ya pagaste más caras 10 bolsas de una medida más chica. Vos. Crédulo de redentores, desconfiás. Inmediatamente empezás a pensar excusas absurdas para decirle que no a una propuesta de la que te podés arrepentir.
Entonces el vendedor se da cuenta de tu mecanismo, nada más que por tus ojos.
Y redobla la apuesta y saca un paquete de curitas, y te ofrece todo por el mismo precio. Pensando que ahora sí, no vas a negarte.
Y sabés qué? Le va peor. Más te negás.
Por dentro pensás que esto es lo que confirma que es un truco. Porque no hacía falta, decís para vos. Algo raro tiene que haber.
Las curitas se despegarán. Las bolsas se defondarán. O ya fueron usadas.
Sabés que están muy baratas pero lo que para el vendedor sumaba para vos fue la confirmación de algo raro.

¿Porqué? Porque creemos cosas inverosímiles y rechazamos lo que tenemos adelante.
O porque lo inverosímil nos cierra como algo más real que la realidad más empírica.

El otro día escuché a un tipo diciendo que el votó a Menem en las elecciones que competía con Kirchner, porque como Menem es amigo de Bush, nos podría dar una mano.
¿Porqué? ¿Porqué pensó eso?
¿Nunca les pasó que los cague un pariente cercano y con la sonrisa mas tierna?
¿Además cómo sabemos que eran amigos? ¿Porque lo dijo quién? ¿Menem? ¿Los diarios?¿ Qué diarios? ¿De quién es el diario? ¿Quién es el periodista?

¿De qué se forma la credibilidad? ¿Cómo se forma?

Sin embargo es como una ecuación fácil. Nos creemos las cosas más inverosímiles. Nos enganchamos con las cosas más absurdas. Pero al que está cagado de hambre y frío en la calle le desconfiamos.
Al que viene con saco y corbata le creemos más que al hippie. ¿Porqué?
El de pelo largo es vago.
El que fuma porro sentado en una esquina esta arruinado.
El que consigue ganarle una discusión a un 0800 de servicio al cliente piensa que está quebrándole el brazo al capitalismo.
Mentiras. Verdades chiquitas y a medias. Prejuicios del prejuicio.

Porque lo dice la CNN los paquistaníes son malos, feos y sucios.
Porque lo dice Martiniano Molina el queso crema Casancrem te hace las comidas más livianas.
Porque lo dicen todos, si tomás vino y comés sandía te morís.
Quizás tengan testigos variados que digan que los paquistaníes son malos y feos y sucios; quizás también haya grupos de personas que afirmen que se sintieron más livianos haciendo las recetas que martiniano recomienda en las tapas de Casancrem y seguro encontremos en el ANSES cola de viudas haciendo trámites por maridos muertos gracias a la combinación sandía y vino.
Pero así y todo no quiere decir que sea una verdad general.
Cualquier cosa puesta en un medio tiene cierta verosimilitud. A pesar de todo.
A pesar que todos sabemos que mucho de lo que está en los medios es mentira o, por lo menos, no es totalmente cierto.

Una periodista del diario español la vanguardia presentó un informe (http://www.e-barcelona.org/index.php?name=News&file=article&sid=232) basado en encuestas a lectores de páginas web de medios informativos donde afirman que el diseño es un elemento fundamental en la credibilidad del material que allí se publica.
El segundo elemento es la organización y la jerarquización de la info de la web, las más sencillas de leer son más creíbles.
También dice este informe que los lectores valoran más la precisión de los datos que la inmediatez.
En resúmen una web de saco y corbata, bien peinada, perfumada, y simpática es más creíble que la despeinada, de jeans rotos y con una remera de los Ramones.
Lo mismo con los otros medios gráficos o visuales. Ni dudarlo. ¿O alguien cree que a la mayoría de los televidentes le da lo mismo que las noticias las lea un señor canoso con cara de serio a un gay amanerado?
El gay deberá hacerse un restyling, sacarse los modos afeminados, peinarse con gel hacia atrás, borrar del celular los números de sus chongos, meterse en un traje oscuro y sólo dejarse un detalle de color como la corbata y un pañuelo asomadito. Y después de estos cambios y un tiempo en las penumbras quizás empiece hablando de espectáculos. Así después de unos meses la señora se olvida de su pasado gay y lo reconoce como un sobrino querible y buen hijo. Y ahí, recién ahí, le crea cuando dice que el la batata aumentó.

La estética, el diseño, la dirección de arte, la comunicación visual aplicada nos hace creer cualquier cosa.
¿La estética, el diseño, la dirección de arte, la comunicación visual aplicada nos hace creer cualquier cosa.?
Pareciera que si. Pareciera.
¿Habrá algunos que no creen?
¿En qué creen los que no creen?
No pueden no creer en nada y vivir de el análisis propio.
¿Su propio análisis no sería una mentira autista?

Los creativos inventan mentiras. O verdades, a partir de mentiras. De mentiras que les llegan en brief, en largas investigaciones…mentirosas…¿qué tan ciertas son las investigaciones?
Ahora, esas mentiras, las transmiten en la tele, y son vistas por alguien que sabe que ese comercial no tiene el mismo valor de verdad que el noticiero que sigue a la tanda: ¿y como hacen entonces para que la gente les crea más que al de las bolsitas de residuos?

En este momento empiezan a desfilar por mi cabeza un montón de mentiras que me las creí. Hasta algunas me hicieron emocionar.
Me acuerdo como nos vendieron a De La Rua, medalla de oro como estudiante, padre ejemplar, senador durante no se cuantos años, aburrido pero serio, inteligencia superior: un boludo.
El ingeniero Blumberg, que no era ingeniero; pero al principio servía que fuera ingeniero y después servía más que no fuera más ingeniero.
Crisis total y Lopez Murphy anunciando que el dólar subiría a 8 pesos. Nunca llego a 5.
El que se vayan todos. Para después todos los mismos fueran como candidatos. Y más tarde los votaron nuevamente.
En el almacén la señora quejándose por el baile del caño de Tinelli:”..que como salen desnudas..”. Y Tinelli marcando records de audiencia durante 20 años. Y al otro día la misma señora en el mismo almacén quejándose, pero ahora de la pelea entre Celina Rucci y Moria: “…que parecen con esos pechos…”.
¿Eso es verdad? No mentira, mentira.
La tevé basura, que marca ratings altísimos en todo el mundo.
Las placas de Crónica. Carozo y Narizota pasando los resultados de las carreras de Palermo.
¿Eso es verdad? Si si, es verdad.

Los yankis la tienen clara en esto, al menos no son hipócritas, lo referente a la tele lo llaman entertainment, porque esta para entretener. Clarito.
Y los diarios? Vemos la misma noticia escrita de forma diferente, según el medio, o la ideología del medio.
Invasión de mosquitos con dengue en Buenos Aires, dice Clarín.
Mosquitos con dengue infectan a un ciudadano estadounidense, dice Infobae.
Cuarto día de paro de transporte de carga, dice La Nación.
No hay más cerveza, titula Crónica, en referencia al mismo paro.
El mismo servicio meteorológico que recibe puteadas porque no avisa que va a caer granizo del tamaño de limones, sirve como fuente de información para hacer una tapa anunciando que a partir del jueves llega el alivio al calor agobiante. Obvio que nunca llegó más que una lloviznita de 10 minutos y mucho viento que levantó mucha tierra que se nos pegó en nuestros cuerpos sudados. Pero desde el lunes era noticia.

La gente quiere creer, la gente tiene ganas de creer en algo, a la gente le gusta creer y que les mientan, la gente no se banca tanta verdad, tanta cruda realidad, necesita salir a comprar compulsivamente.
Comprar una imagen. Comprar un par de medias como las que usa Mirtha Legrand, que en pleno verano con 45 grados a la sombra, recomienda la elegancia de las medias en las piernas de la mujer.
La gente necesita identificarse con lo que ellos no son., aunque sea por 40 segundos.
Pero eso sí, durante esos 40 segundos, no fallés. Que no se note tu mentira ni un poquito.
Si sos Superman no te muestres abriendo una botella con un destapador. Abrila con lo que quieras, o por lo menos no te muestres. Y si ves un metal raro, asustate, alejate, hacé que te baja la presión. Como si fuera criptonita.

Mentí, pero bien y lindo. Exagerame todo. Pero que quede bien.

¿Nunca vieron en una cancha de papi fútbol, las caras de los que están por entrar?.
Es el clásico solteros contra casados. No importa la panza, los pantalones cortos comprados en el 85 y que le queda más corto que el mismo boxer que usa debajo del traje. No importa nada. Porque César entra concentrado. ¿En el juego? ¿En el partido? No. En el personaje.
Está casi en el mediocampo. Parado. Gritando mientras escupe o escupiendo mientras grita, no se sabe. Entonces le llega a sus pies la pelota después de 30 minutos de partido. Transpirado; pero de los nervios. Y ahí, cuando todos esperan que la largue, su propio egocentrismo le hace pisar la pelota. Entonces levanta la cabeza. Hidalgo. Cómo ésas imágenes de San Martín que lo torturaraban en la infancia. Como si el estadio (que en realidad no es más que una sociedad de fomento) estuviera lleno de fotógrafos del diario Olé . Y esta pisada es el play que inicia el relato de Víctor Hugo en su cabeza. Y él lo escucha clarito. Y asume que César, o sea él, es la figura que va hacer llenar de orgullo al equipo de los casados, piensa en las caras desencajadas de los boludos esos que nunca formalizaron . Entonces se engolosina. La mueve un poquito. Como que la suelta. LA pelota no llega a dar una vuelta completa y la vuelve a pisar. La amasa, con esas zapatillas que guardan recuerdos de sus partidos de soltero. Aguanta el partido como para darle tiempo a Víctor Hugo de pensar metáforas como la de barrilete cósmico. Pero en todo este tiempo de estimulación a la poética futbolera. El 3 del equipo contrario, ése que es soltero porque nunca pudo ni hablarle a una mina por su aliento, picó 5 asmáticos metros para sacársela, sin entender nada de nada de fútbol metáfora. Y en el momento en que el gordo se da cuenta que Víctor Hugo enmudeció. Éste 3 está haciéndole un simpático globito a su arquero que desde el piso, con las manos y las piernas para arriba como una cucaracha agonizante, le grita:
-gooooooordooooo la puta que te pariooooooó.
El gordo sabe que no es más que un empleado felíz, con una mujer felíz, e hijos felices; pero por un momento se sintió otro a pesar de reconocerse patético cuando se enjabona la panza gigante y peluda en la ducha.

Esto es lo que pasa con la comunicación publicitaria o con las mentiras tan bien hechas que nos convencen que de ilusiones también se vive. O que la realidad es la que queremos ver y no la que está delante de nuestros ojos.

2 comentarios:

Hola dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Hola dijo...

Hace tiempo que vengo pensando lo siguiente (y apenas lo esbozo a ver si genera algo más):

la publicidad por lo menos la recibimos como tal, con el periodismo en cambio suponemos que nos comunican verdades lo menos tergiversadas posible.

No hago una oda a la publicidad, pero tanto como el periodismo, pueden hacer cosas muy buenas siendo comunicadores, y cosas muy malas.

Pero como dije, no se la juega de informativa la publicidad... todos sabemos que quiere vender. Y ahora debemos aprender que el con el periodismo muchas veces pasa igual.